lunes, 20 de septiembre de 2010

MAESTRO



MAESTRO



Tiene los ojos del padre pero mejorados, la luz de Andalucía en el color, la serenidad de los ancestros, y el arte de la fiesta nacional en todo su ser desde su nacimiento.



El, de nombre Cayetano, desborda su saber entre la palabra y el recordar sus orígenes, yo le conocí de lejos allá en Ronda, en una taberna, junto a su abuelo y leyenda Antonio, y pegado al señorío Ordóñez de su casta.


¡Que bien nacido fuiste! si tu madre pudiese ver tu arte y tu mirada de hijo triunfador, y de los años de historia de la familia, que feliz estaría, porque ella vivió como quiso, pero pronto se fue, cuanto no daría ella por verte ahora, en tu mejor tiempo, en su tiempo ya no vivido.


Como he entendido tus palabras sosegadas de mundo recorrido, de colegios caros, y de sentir de campo y arte, de noches de luna, de vaquillas y tentaderos, arto de ser quien no eras, y de no poder ser tú, a la sombra de los grandes.


Pero te hiciste grande, torero, y artista, te hiciste todo eso que muchos quieren ser y pocos consiguen, por que tu no buscabas ni la ambición ni la suerte, solo la grandeza de dos apellidos enlazados en un abrazo, Rivera y Ordóñez.


A mi madre le gustaba como toreaba el padre, segura estoy que también le gustaría el hijo.
                  
   ¡¡¡ MAESTRO, VA POR TI!!!


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