jueves, 29 de diciembre de 2016

UN HOGAR



UN HOGAR


Cuando  mi   marido  y  yo  compramos el  ático, me pareció un piso estupendo,  que  yo  converti en un hogar  mas tarde.


Aquí vivimos la familia, mi marido mis dos hijos y yo, y cuando llego la primera  Navidad empecé  adornar la escalera con cintas, espumillones, bolas y una guirnalda de acebo, había soñado con eso muchas veces,  y el resultado  siempre es  diferente, aunque nunca cambio unos lazos amarillos que pongo al principio de la escalera como símbolo de los que han de venir de viaje, y mi espera desmedida.


Después, cuando se marcharon mis hijos empecé a pensar en mis nietos, ellos serian los que vendrían ayudarme con los adornos de la escalera, a poner el pequeño Belén, y bolas de colores por cada rincón que a ellos les apeteciera pero…


Jamás vinieron a poner ningún detalle de Navidad, Andrea estaba aquí su primera Navidad y se lo paso en grande tirando de los lazos, y cuando vienen siempre me dicen “Abuela que bonita te ha quedado” pero cada uno sigue su vida, y ellos no pueden decir abuela, vamos ayudarte, y  mientras arreglaba mi salón pensaba cuantas cosas creí que pasarían y después…


Yo he tenido años de no poner ningún adorno en casa pero, aparte de la Navidad hoy día 30 y es mi cumpleaños, y aquí pasaremos el día, ya que con los niños es difícil salir a comer, nada les gusta aparte de las pizzas y hamburguesas, y no es eso lo que nos gusta a los mayores en un día de reunión y armonía.


Asique aquí estaremos, es un día maravilloso, yo he preparado la comida y los tendré a mi lado a mi marido, mis hijos y nietos dentro de unas horas, y siempre mi recuerdo para el pequeño que falta, algún día estaremos todos, y lo importante es la salud.


¡¡¡ FELICES FIESTAS!!! Que tengáis un Feliz Año.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

MIS HIJOS




MIS HIJOS


Sabes cuánto desee tener una cuna en casa,  sabía que de ser así ya nos habríamos querido “casi” del todo, y ese era mi sueño.


Y desee una casa llena de hijos, y al llegar el primero sentí la responsabilidad de que mi tiempo fuese corto, y no poder cuidar de mi pequeño príncipe, porque era tan hermoso que no pensaba que pudiese ser mío.


Al llegar el segundo ya supe que no podría tener más, llego lleno de energía y odiándome desde su inconsciencia, y supe que nuestra relación sería difícil y llena de problemas.


No te entendí jamás hijo mío, mira que intente ser amiga tuya, pero tú solo veías a una madre que te reñía por tantas cosas que ponían mis días en suspenso, y jamás te diste cuenta cuanto quise protegerte.


Mis hijos, los dos tan diferentes hicieron de mi vida a ratos un regalo, y a ratos una pesadilla, mi hijo mayor lleno de serenidad y siempre amigo, mi pequeño siempre lleno de nervios y queriendo ser siempre mi enemigo, lastima no habernos entendido, por que a los dos los quiero más que a mi propia vida, pero tu eso jamás lo viste.


Pasado el tiempo, mi casa quedo triste muy pronto, solo el amor de mi vida  me compenso de sus ausencias, y jamás me dejo llorar a solas, ahora pienso que quizás no supe hacerlo bien, pero lo intente con toda mi alma.


sábado, 3 de diciembre de 2016

ADOLESCENCIA




ADOLESCENCIA


No fui consciente de cómo se acercaba la adolescencia a mis días, siempre quise ser chica guapa,  pero en esta vida hay de todo, y hermosuras… menos.


No me di cuenta como se perdía la niñez, como mis acuarelas desaparecían de mis cuadernos, mientras llegaban las pinturas a mi cara, que a decir de mi Santa Madre eran innecesarias en mi rostro adolescente, lleno de luz y vida por vivir.


Fui niña solitaria, me gustaba más mi mundo interior que el exterior, el verdadero, me gustaba  disfrazarme a veces, y soñar con que se acercaría mi adolescencia y me hiciese más... sin darme cuenta de que eso ya había llegado y no lo había sentido.


Tuve la suerte de tener dos madres, la que me parió, y mi hermana mayor que cuido de mi mientras mi madre se inflaba a trabajar para sacarnos adelante, pero yo entonces no era consciente, porque mi mundo interior lo mejoraba todo, y lo viví como quise,  me enamore cada día entre sus paredes de colores, y mis sueños grandes  dentro de un cuerpo pequeño, me cubrí con un hermoso abrigo de abrazos de los que me querían, y fui feliz a mi manera, sin dejarme convencer más que en sueños.


Fue mi adolescencia un país de hadas, duendes y príncipes, donde más de una vez me enamoraron las palabras pero no las personas, después llego mi príncipe, el que me enamoro con su presencia, las palabras… mucho mas tarde, y la vida me hizo mayor cuando aún era una niña… sin pasado, y sin darme cuenta de ello.