viernes, 28 de septiembre de 2012

DAN





DAN


La casa esta sola, mas de lo que yo pensé que estaría, en esta no nacieron mis hijos, cuando la compramos mi marido y yo, ellos ya estaban con nosotros.


Queríamos una casa grande, éramos cuatro y el perro, el pobre jamás le cayó bien a mi marido, que se quejaba continuamente de su pelo, y de su cara, de ser un perro manso y poco ladrador para cuidar de la casa.


El pobre permanecía en la terraza en invierno y en verano, si eso si, tenia una caseta, y yo le puse una moqueta para que descansara sin tanto frío, mi marido me decía “los perros no tienen frío” y eso a mi me lastimaba por que era mi perro, y yo desde hacia muchos años había soñado con tener uno, y mas aun un pastor alemán.


Mi marido y mi hijo mayor, no querían perro, mi hijo pequeño y yo si, entonces nos pusimos de acuerdo con los que no querían y los que queríamos perros, hacernos cargo de todo, salidas y comida, veterinario y baños, y ellos no tendrían nada que hacer con el.


Pero mi hijo pequeño pronto se canso del cachorro que, dejo de ser un peluche que el manejaba a su antojo, para ser una obligación y mas a la hora de las salidas, como yo tenia el tiempo justo, le fue reduciendo las salidas de forma que solo quedo la de la mañana y la de la noche que eran cosa mía.


Y empezaron los temas de malos rollos, aunque con el siempre los tuve, y no me ayudaba ni a lavarlo, ni a ponerle la comida, y hasta se le olvidaba llenarle el cacharro del agua, yo sufría por todo eso, y la verdad que todo empezó a superarme.


El perro, que no salía de la terraza mas que corriendo para salir hacer sus necesidades, se volvía loco conmigo, sabia que yo le quería un montón, y el quería estar cerca de mi, pero como mi marido no quería ni verle, permanecía delante de la puerta de la terraza para poder verme, mientras el “amo” protestaba por que decía que manchaba los cristales.


Un día que yo lo baje por la mañana, con prisas, debió de comer algo que el jardinero ponía para las ratas, yo ni me di cuenta, por la tarde al volver el perro estaba mal, empezó a sangrar y corriendo llame a una amiga y nos fuimos al veterinario en su coche, allí se quedo mi mejor amigo, mi “ DAN” querido, envenenado no se con que producto, al despedirme de el, le cogi la cabeza con mis manos y le bese, el agonizante mi miro, y supe que el sabia que se moría, salí llorando del veterinario, y en el fondo me alegre de que todos le dejasen en paz, pero sobre todo supe que, ya jamás nadie de la casa podía hacerle daño.

6 comentarios:

Gil dijo...

Que historia de amor cuentas Lola y que triste tambien. Los perros son tan nobles que aman aunque los maltrates y por eso no merecen esos malos tratos. Ellos sufren Lola cuando les tratamos como perros, porque ellos son parte de la familia donde viven. Pero bueno, ahora vive bien!

Besos Lola y se feliz!

Lola dijo...

Hola Gilberto, es verdad que son fieles y cariñosos, siempre nos dan los mejor que tienen que es la fidelidad, y son siempre amigos, se les ve contentos cuando llegamos a casa, y sus alegrías son verdaderas.
Gracias por tu hermoso comentario. Un abrazo.

Ricardo Tribin dijo...

Una linda historia de amor canina.

Un abrazo grande.

BEGO dijo...

Ellos nunca abandonan....son incondicionales.
Triste y bonita historia

Lola dijo...

Hola Ricardo, gracias por tu comentario, y tu visita. Un abrazo.

Lola dijo...

Hola Bego, es verdad, ellos jamás abandonan a los que quieren, bueno ni a nadie, son los mejores amigos los más nobles, y amorosos. Gracias amiga por tu comentario. Un beso.