martes, 31 de enero de 2012

UN COCIDO LIGHT...


UN COCIDO LIGHT...


Hoy mientras preparaba un cocido, mas Light que los que hacia mi madre recordé...

Al ver mis cacerolas de acero Inoxidables, recordé los cacharos de cocina de mi madre, los pucheros y cacerolas de porcelana marrón chocolate, esas que ya no tiene casi nadie, esas que se podían arreglar cuando el hojalatero pasaba por las calles y se había picado el fondo.

Y recordé todos esos oficios ya desaparecidos al menos por aquí, y recordé ´´ El mielero´´ que recorría las calles con su borriquilla, y su pellejo lleno de miel, que hacia que los niños corriésemos a nuestras casas, a decirles a nuestras madres que sacara un cacharrito de cristal y que comprase un poco de miel, que en días se volvería sólida, ya que solo nos gustaba los primeros días de su compra.

También recordé al lechero que día a día llegaba a nuestra casa con su lechera metálica y sus medidas de litro, de medio, y de cuarto, y que siempre traía la leche fresca, y ordeñada en el día, y jamás pasaba nada, sin pasteurizar, ni envasar.

Y sentí la música del afilador, para que sacásemos los cuchillos y tijeras, y el reclamo de voz del calero, que vendía su cal, para que reluciesen nuestras fachadas y nuestros patios, en los días prontos a la primavera, donde se iluminaban de blancor y de flores.

¡¡¡Cuantos recuerdos perdidos!!! Ya veis lo que da de sí un cocido con nostalgia, con sabores de la niñez, con olores en el viento que ya nunca volverán...

4 comentarios:

Marinela dijo...

Querida amiga;cuando nos metemos en la cocina una veces con la radio puesta y otras en silencio, las manos en movimiento preparando la comida y la mente allí donde nos lleve...
Los recuerdos de la infancia son los que con más nitidez nos llegan, si estos fueron felices ¡Benditos sean! y bienvenidos a nuestros pensamientos.

Un abrazo.

David Cotos dijo...

Gracias a Dios mi madre en esta etapa de su vida me està enseñando tantas cosas buenas, lo estoy aprovechando al màximo.

Lola dijo...

Hola Marinela, es verdad que en la cocina hay mil pensamientos, casi siempre del pasado, de los padres y de los hijos, de otras vidas ya vividas.
A mí no me hacen daño los recuerdos pero si los olvidos, por eso escribo, para que no me pueda olvidar de esa vida tan sentida y tan querida. Muchas gracias por tu comentario. Un beso.

Lola dijo...

Hola David, si tienes una madre que te enseña ahora es una gran mujer, la vida cambia mucho, mejor estar preparados para lo que ha de venir. Un abrazo y te felicito por tener una madre tan estupenda.