domingo, 25 de diciembre de 2022

DÍAS NORMALES





DÍAS NORMALES




Eran días sin horarios definidos, pero todo tenía un orden.


La hora de levantarse, era cuando las hermosas campanas de su cercana catedral despertaban con la niebla del amanecer, aunque yo aprovechaba la cama un ratito más, y después al levantarme alguien preparaba mi desayuno, me ayudaba a vestirme y con mi hermana de la mano íbamos al colegio, que no estaba demasiado cerca para dos niñas con pocos años. 


No recuerdo que era mi desayuno aunque seguro que sería leche con galletas marías, era lo normal.

Por entonces mis días parecían aburridos, ahora sé que eran serenos y cómodos, aunque a mí no me lo pareciese, siempre mi vida fue un camino sin piedras, ni espinas, pero eso lo se ahora, porque por entonces si tuviera que definirla sería como… triste, ya se sabe que los niños y jóvenes quieren hermosas historias que jamás ocurren en su cercanía, y solo en los libros sucede lo mejor.

Al ir al colegio lo pasaba bien, lo peor era llegar a la clase, no fui buena estudiante, siempre estuve en la mitad del todo, no sobresalía nada más que en ser tranquila y buena ( cosa que dice mi hermana mayor) pero no es así, tenía mis odios a lo bello porque yo me sentía fea y sola, lo de sola me gustaba, siempre estaba en mi mundo imaginario, tenía mucho miedo siempre de los marcianos, y mi hermano se reía diciéndome que se acercaban los monstruos.

Tenía ” pelusa” de mi hermana mediana que era bella y simpática, mientras yo a su sombra veía como desfilaban posibles novios, que a mi jamás me miraban, dos años menos da para mucho, ella ya empezaba a sobresalir en todo, y yo aun no había llegado a dar el cambio…

Me gustaban mis días ¨aburridos¨, me gustaba salir de casa limpia y bien peinada (de eso se encargaba mi hermana mayor) me gustaba ir guapa al colegio pero eso jamás lo conseguí, no entendía de belleza, solo de que yo no me parecía a mi hermana.

Volvía del colegio sobre la una, después volvía por la tarde hasta las cinco, y si todo estaba bien... llegaría la mejor hora del día.

Mis días  mejoraban a la hora de la merienda, llegar a casa y ver a mi madre al lado de la radio era estupendo, siempre oyendo alguna de las novelas diarias (eso era como los culebrones de ahora en la televisión) yo esperaba que terminasen para la mejor merienda del mundo… pan y chocolate, ¡¡¡ummm buenísimo!!!, y habitual en casi todas las casas.

Todo quedo en mi memoria, y después de tiempo sigo añorando los días… normales.




1 comentario:

Rafaela dijo...

Bonitos recuerdos de adolescente, ahora añoramos aquellos años. Feliz Año 2023 junto con un abrazo.