sábado, 27 de abril de 2019

LOS COLOSOS DE MEMNÓN





LOS COLOSOS DE MEMNÓN


Recuerdo que pararon el autobús para que hiciésemos fotos de dos estatuas que representan al faraón Amenhotep III, situadas en la ribera occidental del Nilo, y el guía nos contó que por las noches se oía el lamento de ellos “Los colosos de Memnón”


Yo  no  había  oído  hablar  de  ellos  y  eso  que  había leído mucho sobre Egipto,  y   ese  día  íbamos  a visitar  “El valle de los Reyes” que en verdad  no  sabía  ni lo que  encontraría  allí, en esa tierra  árida  de vida, pero no de historia.


Fue un día maravilloso e interesante, porque aparte de visitar tres tumbas a nuestro aire, después nos enseñaron más, y las pinturas que había dentro eran maravillosas, la mayoría, bien cuidadas, o quizás restauradas, no sé, pero se veían lindas.





Después fuimos a visitar El Templo de Hatshepsut (Deir el- Bahari) esta reina se proclamo faraón a la muerte de su padre Tutmosis I, y fue una mujer de armas tomar, enamorada de su arquitecto, su querido Senmut, el que construyo su tumba y la de cercana.




Fue un viaje precioso, vine loca con tanta información, y que me enamoro su historia, al final supe que los colosos gemían por el viento que se producía entre las dos estatuas,  que están separadas lejos de las piedras del valle.


Algún día volveré…

domingo, 21 de abril de 2019

EL SOFÁ




EL SOFÁ


A  lo largo de los años que tengo el apartamento en la playa, he visto hacer muchas cosas, algunas poco naturales…


He visto hacer el amor en noches de poca luna,  hacer yoga al amanecer, he visto a un señor rezar el rosario mientras caminaba, poner tiendas de campaña en plena playa, y hasta ahogarse a dos personas frente a mi casa.


Pero quizás lo más raro de todo lo que he visto, es llegar a un apartamento a un clan de raza gitana  y sacar cada día entre varios jóvenes un sofá del apartamento a la arena para que se sentara el patriarca.


Era un verdadero espectáculo cada día, bajaba  la familia, y mientras los jóvenes encontraban el mejor sitio para instalar el sofá, las mujeres llevaban toda clase de enseres, mesas y cacharros para comer allí tranquilamente, era para ver cada día el desfile, todo un espectáculo.


En fin que nunca se ha visto todo, y seguro que seguiré viendo más cosas, pero no creo que haya ninguna tan chocante como sofá del patriarca. 



sábado, 13 de abril de 2019

ELENA





ELENA


Yo conocí a Elena en la puerta de la guardería mientras esperábamos a nuestros hijos, ella a su hija pequeña, y yo a mi hijo mayor (el pequeño aun no había sido encargado…) y esperando echábamos nuestras parrafadas.

Cuando la conocí me hablo que tenía un hijo mayor que al hablar de él note cierto acercamiento  quizás desaforado al pensar yo que  una chica la acercaría mas pero no, su hijo era su alma gemela pero joven…

Ella vivía cruzando la calle de casa y cruzando que nos lleva al mercado, y es normal verse pero, nosotras no nos veíamos habitualmente más que en la puerta de la guardería, cuando eso sucedía me contaba cosas de Salvador así se llamaba su hijo, y me hablaba de que me lo presentaría la primera vez que nos encontrásemos en la calle, a él le gustaban muchos temas esotéricos como a mí, y ella me preguntaba cosas que no entendía.

Deje de verla y un día después del tiempo me comento que su hijo buscaba trabajo y que no lo encontraba, me dijo que a lo mejor mi marido podía hacer algo, le di la dirección del trabajo y fue a verle aunque el muchacho no encajo en las expectativas de sector donde mi marido trabajaba, y no consiguió el puesto, cosa que me entristeció, yo creo que mi amiga se hizo muchas ilusiones, yo también, pero no sucedió.

Después de un tiempo la encontré en la clase de yoga, le di la bienvenida por haber tomado esa decisión de ir a buscar en los adentros del ser, y ella se puso a llorar, me dijo ¿no lo sabes verdad? Yo le pregunte qué ha pasado, y ella me dijo que su hijo había muerto en un accidente de tráfico hacia unos días, yo me fui con ella hasta la salida del centro y me contó como había sucedido. Lloramos juntas, me contaba  cómo había sucedido todo, y mas cosas de su hijo, sensaciones y visiones que tenia, y me preguntaba ¿Lola puede ser verdad que yo siga viendo a mi hijo?

Y así se pasaba el tiempo, y allí en la esquina del mercado nos veíamos mucho, antes no nos veíamos y no sé porque, quizás ella me esperaba por si aparecía, ella sabedora de mi forma de ser le gustaba oír lo que yo le decía de su hijo, ya que en su casa dejaron de oírla… todos tenían el mismo dolor, pero su marido encerrado en el, ya no la escuchaba, su hija, no decía nada y apenas le daba consuelo.

Ella me contó una mañana que mientras aireaba su habitación le había visto pasar por la acera de enfrente de su casa, y que sus amigos la habían llamado para decirle que le veían algunas mañanas tomando café en su lugar habitual, ella se lo creía todo, yo le comente… lo ves amiga, el pasa por el frente de tu casa pero no sube a verte, déjale marchar, el ya necesita cambiar de dimensión, tu sabes que el ya está haciendo cosas más importantes pero lo le dejas centrarse con tus lágrimas, por favor … déjale, cumplir su misión.

Paso un tiempo y fue bastante, un día la vi sonriente y me dijo, sabes Lola, he estado soñando cada día con Salva, y me contaba muchas cosas de cómo estaba, y al despertar cada día mis manos estaban sobre mi pecho, y yo que jamás podía dormir boca arriba me extrañaba mucho, aun así sentía un bienestar que había desaparecido cuando él se fue. Después la volvía a encontrar pasado unos meses y me dijo… el me avisaba, y ponía mis manos en el pecho, así descubrí que tenía cáncer de mama una mañana al despertar con su sonrisa en  su cara.

Me comento que ya la habían operado, pero ella estaba bien ya que no le importaba morir para irse con su hijo, pero no fue su momento, lo vio en el quirófano y se lo dijo, no pasara nada mama, yo estoy contigo, y así fue.

Pasado más tiempo aun la vi con su marido, ya no salía sola, el Parkinson le había ganado la partida, me acerque a darle un beso y su marido con ojos de asombro vio como cambiaba la cara, apareció su sonrisa y me dijo tenemos que hablar, le di mi teléfono pero ella ya no llamo.

Ha pasado mucho tiempo se que quizás su marido no dejase que yo hablase con ella, es verdad que él es mas ”normal”, yo estoy un poco loca, y seguro que no quiso que yo escuchase a su mujer hablarme de su hijo al que esperaba ver ya muy pronto.