EL AUTOBÚS DE LAS ALMAS
Cuando comencé andar esta mañana, a eso de las nueve, salí por la puerta del garaje para no tener que saludar a nadie (estoy un poco antipática) y el asfalto me puede, pero así continúe mi andar de cada día, sola y a paso ligero.
Al rato de caminar me fije en una de las paradas de autobús cercanas a casa, había una larga fila, me quede mirando porque dos pasos antes había encontrado un bono bus, mire haber si alguien miraba al suelo, o dentro de su bolso con prisas, pero no vi a nadie.
Mientras, yo quieta en la parada me di cuenta que una mujer me saludaba con la mano, la mire fijamente y la reconocí, era mi amiga Chelis, me alegre de verla porque últimamente residía en Galicia, le dije con gestos que subía con ella, pero con la cabeza me dijo que no... Seguí mirando y reconocí un poco más atrás a dos vecinas, y me extraño, ellas no deberían ir en ese autobús, sus maridos las llevaban en coche a todas partes pero bueno, hay veces que las cosas suceden de otra manera.
Y ya más atrás, y cuando el autobús se puso en marcha muy despacio mi corazón salto de alegría, allí estaba mi madre con una hermosa sonrisa, saludándome con la mano, y yo fui hasta la puerta del autobús para que la abriera, pero el conductor no me hizo caso, volví la cara hacia mi madre, le dije que en la próxima parada me espera, ella con la cabeza me dijo que no, y yo empecé a llorar por no poder abrazarla, por perderme uno de sus cálidos abrazos, por sentir su ausencia más que nunca y...
Cuando fui capaz de asimilar y abrir los ojos me encontraba sentada en un banco de un parque que no reconocí, mi corazón latía muy despacio, mis pies estaban helados, mis manos más frías que aun apretaban un cartoncito, lo leí, en el aparecía mi nombre, con las letras poco marcadas, era el bono bus que había encontrado, con la fecha de mi nacimiento, y un último viaje por hacer, pero se ve que hoy no era el día que tenía que usarlo... Por eso mi madre me dijo que no con la cabeza, su hermoso y brillante pelo blanco, me recordó que ella ya había muerto hace 17 años, y al igual que mi amiga y las vecinas que me saludaron, todas habían tomado por última vez... El Autobús de las Almas.