Hoy la recuerdo como años atrás, con su pelo recogido en un moño, y su Mantilla de Blonda Negra, con los ojos más brillantes que nunca, porque así, vestida de negro como una dolorosa, recorrería junto a mi padre las iglesias en Semana Santa, y a ella se le alegraba el corazón al tenerle cerca.
Hoy encontré estas fotos y la volví a ver feliz y contenta, pero sobre todo joven como no recordaba haberla visto jamás.
Ella se permitía pocas alegrías, pero por la época que ella se vestía con Mantilla, eran días señalados, preparaba dulces típicos de la época y comidas, para cuando llegásemos de las procesiones todo estuviese preparado, y eran días de mucho trabajo en casa, también fuera de ella.
Yo siempre la vi mayor con mis ojos de niña, aunque ella no tuviese más de cuarenta años, jamás la vi reír con ganas, como ríe la gente sin problemas porque ella tenia muchos, pero el peor traer la comida a casa cada día, y los cuatro hijos que el amor de su vida había dejado sembrados en su vientre, sin querer saber nada de ellos.
Mi madre fue siempre una persona triste, yo no la recuerdo de otra manera, aunque si la vi sonreír, no se permitía mas, solo sonreír entre los buenos recuerdos que ya habían desaparecido, al igual que su juventud, y sus ganas de vivir.
A mi me contó que cuando se entero del engaño de mi padre, ella, quiso tirarse a un pozo, ella me dijo, que allí, en el fondo, vio reflejada la cara de sus cuatro hijos, y que con esa visión no fue capaz de arrojarse a el, y quitarse la vida, ahora pasado el tiempo, cada vez la entiendo mas.
Ahora camino de la Semana Santa la recuerdo con estas letras, que salen de mi mente casi dormida en un ayer que ya no recordaba.