MÁS DE UNA VEZ
Más de una vez pase por lugares que no había visitado antes conociéndolos de antemano, y sabiendo lo que allí se sentía, percibiendo los susurros, gritos y lamentos que allí tuvieron lugar.
La vida queda pegada a sus paredes, a sus colores, y olores, por eso las casas siempre son el carne de identidad del tiempo, y de las personas que allí vivieron.
Me gusta cuando llego a una casa, no cotillear, pero si mirar sus rincones, sus plantas, a veces sus fantasmas...
Esos no se marchan jamás de sus lugares donde vivieron, amaron, y padecieron, es la vida de las casas, son lugares que el tiempo dejo junto a sus habitantes.
Ser sensitiva es bueno a veces, otras no tanto cuando aparecen los sonidos de la casa, pero hay veces que llegan las palabras de amor, y esa magia se contagia y la casa vuelve a vivir a través de ti.
En bueno dejar que el tiempo pasado te abrace, a veces da un poco de miedo, pero todos hemos vivido en casas viejas, o nuevas en nuestra niñez, casas grandes con rincones que jamás percibimos que desde allí nos observaban, y nos arroparon por las noches unas manos cansadas de todo lo vivido.
Las casas tienen sus duendes, más de una vez los percibimos por el rabillo del ojo, diciendo no es nada, sólo una sombra que yo imagine...
Me gusta ver que todo sigue, que nada se destruye, que nada cambia al menos que nosotros queramos hacerlo.