miércoles, 5 de septiembre de 2012

EN EL MUSEO...


 
 
EN EL  MUSEO...


Al poco de inaugurar el museo Reina Sofía de Madrid, mi profesora de arte, nos dijo de hacer una visita guiada, y que a nosotras sus alumnas nos encantaría.

 
Por entonces, sería el año 1993, yo viendo libre de hijos tuve la suerte de poder asistir a una escuela de pintura, que por entonces era lo que más me gustaba hacer, y mi marido no es que le gustase la idea, pero yo le explique que todo permanecería en orden como hasta esos momentos, y decidió probar.

 
Recuerdo que como niñas fuimos en un autobús que hasta nos hizo cantar, éramos unas cuantas mujeres que se veían libres de maridos e hijos por ese día, y cada una llevaba una idea de lo que encontraríamos.

 
Recuerdo lo mal que me sentí al entrar, una angustia empezó a moverme el estomago de arriba abajo, y sentí murmullos, y oí niños que lloraban, y adultos que chillaban lastimosamente.

 
Yo miraba a mis compañeras, todas sonreían y hacían preguntas a la guía, nadie oía nada, solamente yo me puse enferma allí, solamente yo al salir tuve que preguntar por las obras que habían visto las demás, porque yo no fui capaz de ver nada.

 
El sentimiento era continuo, y percibía tantas cosas que mi cabeza se convirtió en carrusel de emociones y sensaciones, y sentí que tenía que marcharme lo antes posible.

 
Una vez fuera le dije a la “profe” lo mal que me había sentido, y ella entonces me conto...
 
 
Ese museo antes había sido una institución mental “El hospital de San Carlos” que allí habían pasado muchas cosas, y que en nuestra guerra también se hicieron muchas cosas malas, llegando a torturar a quien les daba la gana, y que allí perecieron sin que nadie se enterasen de donde iban a parar los restos de la pobre gente que por allí paso.
 
 
Después me entere de los sótanos que allí hay, y que fue donde aparecieron tantos huesos, y entonces fui yo a quien se le escapaban los lamentos, y como fui capaz de entenderlo todo.
 
 
He vuelto después, pero no he sido capaz de pasar mas allá de la entrada, no soy capaz de volver a escuchar a esa pobre gente que allí quedo encerrada… para siempre.

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