martes, 19 de mayo de 2015

MASCOTAS





MASCOTAS


Yo he tenido dos mascotas, dos perros maravillosos que pusieron alegría y penas a la vez, pero que jamás podre olvidarlos.


El primero que llego fue un Pastor Alemán precioso, un cachorro de un mes, que me regalo un cuñado mío, y que el tenia a su madre en el chalet, y como ya tenía no sé cuantos perros, al nacer estos cuatro hermanos los regalo, yo quería uno hacia tiempo pero mi marido… no. 


El, estuvo en mi casa cinco años, al principio fue un tormento por parte de mi marido que no quería ni verle, y siempre estábamos discutiendo por él, después se hizo su amigo, cuando venía de trabajar se marchaba a correr por el campo, y el, mi precioso amigo corría a su lado protegiéndole, el así de bueno, y termino queriendo a quien mas de una vez le había pegado, fue un hermoso ejemplar bueno y cariñoso.


Una mañana  que salí con él, y en época de primavera, habían puesto veneno en los jardines, en verdad que fue culpa mía, no le estaba vigilando y debió de comer y al subirle a la terraza de casa estaba bien, cuando volví por la tarde sangraba por la boca, lo lleve al veterinario y nada se pudo hacer más que aliviar su tortura y dolor. Cuando el veterinario me dijo que no había solución, el estaba en la camilla, le cogí la cabeza, hable y llore con él, y como pudo levanto la cabeza y me miro, yo creo que entendió lo que le decía porque el lloro conmigo…


Después de unos años, y estando nosotros de viaje, mi hijo compro un Pitbull, enseguida le corto las orejas para no poder descambiarlo, y cuando regresamos del viaje aquí estaba, era una pelotita de color negro que no me di cuenta cómo cambia y como la gente se apartaba de él cuando me veía en la calle.


Este compañero soledades me comprendió enseguida y yo a él, el perro era de mi hijo, pero como siempre las madres terminamos sacándolos cada día, llevarlo al veterinario, lavándoles, y jugando con ellos.


Un día que mi hijo se marcho en el mes de junio a un chalet que tenían los padres de su novia,  cerca del pantano de San Juan, hacía mucho calor, y no se los ocurrió a la pareja nada más que ir hasta el pantano a bañarse, ellos montados en su "moto quad", y el perro corriendo de tras de ellos. Llegaron al agua y allí se dieron un baño, a la vuelta el, mi amigo y compañero de dio un infarto y murió de camino a casa (aun me emociono al recordarlo)


Cuando mi hijo llamo por teléfono para decírmelo llore, y llore toda la noche sentada en el salón, no podía dormir, y me empezó a entrar una fatiga de muerte, le sentí a mis pies, mirándome, y respirando fuertemente, y así lo hacía yo, porque no se me iba la opresión del corazón, mi marido quería llevarme a urgencias, y yo solo quería que me dejase llorar, fue una mala noche, y un recuerdo permanente desde aquel día.


Este también estuvo en mi casa casi cinco años, me hacía sentirme segura, y desde que se marcho ya hace unos años no he vuelto a sentirme así. 


Quien no haya tenido mascotas no me entenderá, pero yo se que se quieren mucho, y llegado el momento del adiós, jamás estamos preparados.  



12 comentarios:

Teresa dijo...

Te entiendo Lola, se pasa muy mal. A mí también se me murieron dos y dije ¡ no quiero más ! pero aquí esta Gordi a la que queremos mucho, sin olvidar a los otros. Besos

CRISTINA dijo...

Hola Lola, si te entiendo porque yo tengo un perrito tibetanos, se les quiere un montón todo el día le tengo detrás mía. Ya no tanto porque es mayor tiene 14 años, cada vez quiere andar menos. Desde pequeño le pongo música de relajación, le observo y cada día me sorprende más.
Un grande abrazo.

AMALIA dijo...

Ya lo creo que te entiendo.
No puedo olvidar a mí mascota, Nati.
Se fue para siempre en Enero y la echo mucho en falta,

Era muy bonita y cariñosa.

Siempre la recordaré.
Un beso grande.

Marina-Emer dijo...

Hola bonita que maravillosa publicación...mira yo tuve un pajariro un periquito que me llamaba por mi nombre Marina claro como una persona ...mi padre les decia a mis alumnas cuando las veia por la jaulona muy grande para que corriera ...no le hagais daño ...no le abras la jaula...y es que mi padre sentia adoración por mi y por todo lo que yo quisiera ...ya ves mi marido me doblaba la edad pero como yo estaba enamorada pues lo consintio...tambien con lo del perro la HONA...ESTABA MAS MIMADA QUE UN BEBÉ...bueno Lola que tu y yo tenemos mismos gustos...¿recuerdas lo de la Sirena? las tenemos iguales tu y yo...
bueno te admiro y quiero mucho .
besitos

María dijo...

Lola cielo yo no he tenido mascotas pero te entiendo a las mil maravillas, mi querido hermano que ya no esta con nosotros tenia un pastor aleman, y lo queria mas que a su vida, el dia que salio mi hermano grave de su casa ya en coma, cuando la ambulancia empezo a pitar yo oi a ese perro gritar lo puedo jurar no ladraba guitaba de dolor, fue entionces cuando comprendi que mi hermano se moria, el se fue y el perro sigue en casa di mi cuñada y mis sobrinas triste pero vivo ellos lo cuidan mas que a nada en el mundo. Mil besicos cielo

Ángela dijo...

Las mascotas, seres adorables. Aman desinteresadamente. Nos enseñan a vivir confiados. Un privilegio disfrutarlas.
Un abrazo Lola.

karras dijo...

Me gustaría que leyeses esto querida amiga para que sepas que se te entiende.
http://delamanodelbosque.blogspot.com.es/search?q=mi+querida+hija

Gracias de antemano y mil besos.

Manuel dijo...

Te entiendo Lola, porque yo he pasado, tres veces por esa situación; y tomé la decisión de no tener más mascotas.
Un abrazo.

Lapislazuli dijo...

mejor recordarlos cuando vivian
Abrazo

Piruja dijo...

Hola Lola, entiendo todo lo que dices y cuando nos dejan en muy grande el vacío que nos dejan, hace dos años que mi gato el pobre se me fue y aun parece que le siento a mi lado muchas veces, pero todo esto es muy difícil de entender a quien no tiene o ha tenido mascota.

Besos.

Lola dijo...

Muchas gracias por entender como me sentí aquellos días en que perdí mis mascotas bellas y maravillosas que no olvidare. Un abrazo.

chusa dijo...

Qué conmovedoras las dos historias de mascotas. También yo las adoro, los perros son tan fieles y regalan tanto afecto que superan a los humanos. Mi hija tiene un perro, Moro, que es un amor. Y también sufrì mucho cuando perdì a mi gato hace poco, aùn me parece escuchar sus maullidos de noche en el tejado para que le abriera la ventana...
Un abrazo, Lola amiga :)