VOLVER A VALLDEMOSSA

VOLVER A VALLDEMOSSA

Jamás oí cantar a los árboles como sucedió enValldemossa...

Jamás sentí la música paseando por sus calles, sintiendo la presencia de Chopin en sus piedras, y su mirada triste desde el otro lado de la vida, allá en la cartuja, donde paso una breve temporada, aunque allí queda para siempre su ser.

Por allí vi su imagen frágil paseándose entre sus celdas, y vi su amor ya desposeído de su mundo, y le sentí vagar sin rumbo, seguido de su música armoniosa y su mirar ausente.

Pudo ser un gran amor, pero como casi siempre, esos amores duran poco,  un ser débil cae prisionero en el amor de mas fuerte, y se abandona, se rinde, y solo vive en los sueños, que no es forma de vivir.

Pudo ser feliz en Valldemossa, y allí quedaron sus notas y su esencia, paseando su claustro, húmedo y sin aire, desposeído de vida, muriendo un poco en cada rincón de la cartuja, y quedando allí su música para siempre.

Valldemossa cálida y bella, lugar de encuentros y regresos, deseo siempre en mi... volver a Valldemossa.