viernes, 20 de noviembre de 2015

HELENA Y EL SOL



HELENA Y EL SOL


Ella, nació en el país de las sombras, y espero varios años para ver llegar a sus padres adoptivos, que la abrazasen y la quisieran, su madre biológica debió de abandonarla por causas que no llego a comprender, pero yo no estudie leyes, por lo tanto no juzgo, pudieron ser tantas cosas que, no quiero entretenerme más tiempo en pensarlo.


Permanecía sentada en su habitación casi a oscura, sin poderse levantar de su sillita de bebe, con el frió en el alma del abandono, y deseando una caricia que nadie le había hecho jamás, y que ella sin saberlo tiernamente esperaba.


Su madre adoptiva, mi amiga, lloraba por los rincones a la espera de una llamada que no se producía, y después de casi tres años la mataba de impaciencia, sin poder comprender como el tema se alargaba tanto, y como su hija no llegaba al país de la luz , los besos y los abrazos.


Recuerdo como en la playa miraba a las niñas, sus ojos se posaban en todas, y en cada una de ellas buscaba la mirada de su pequeña “Denis” y se preguntaba si tendría calor, si habría comido, o y simplemente si lloraba en las noches ante su tardanza.


La niña no echaba de menos lo que allí no tenia, sus días trascurrían en una habitación con una bombilla de 20w, con cristales rotos, que habían sido remplazados por cartones, por que no había otra cosa , y ella, veía la luz una vez al mes , cuando en una furgoneta con mas niños la llevaba al medico para una revisión periódica, ya que los niños ya adoptados tenían que ser entregados mas o menos sanos… para ello ya habían cobrado en el país de adopción, y por la agencia.


Mi amiga me contó que, después de “mil horas” de viaje no pudieron ir al hotel a lavarse y descansar unas horas, una señora los esperaba en el aeropuerto con muchas prisas para ir a recoger a la niña, seria el último grupo de niños que saliera de Rumania para ser adoptados en España.


Ella, la niña debió de pasar necesidades de todas clases, pasó días de diarrea, por que se comía todo lo que pillaba, y a mi amiga le comentaron que todo eso era normal, esos niños jamás tenían suficiente comida, y comían por si mañana no había.


Cuando la niña vio las luces de las ciudad se volvió loca, sus grandes ojos azules se abrían para mirar que era aquello tan bonito parecido a las estrellas, que ella jamás había visto, y sus ojos no paraban de mirar, y no podían cerrarse, solo quería ver las bombillas de 100w que lo iluminaban todo, y dejaban atrás las sombras de su oscura habitación, donde había vivido varios años, esperando a sus papas que tanto la deseaban.


Y no paraba de encender y apagar las luces en el hotel, y de abrir y cerrar los grifos, que dejaban correr agua caliente y abundante, y sobre todo recogió con entusiasmo todos los besos y abrazos que sus padres le daban, aprendiendo pronto esas muestras de cariño porque ha ella jamás la había abrazado nadie, por que nadie la había querido jamás.


Cuando me despedí de mi amiga al terminar agosto la dije " vendrá en octubre ya lo veras", y me equivoque, por que el día 11 de Septiembre, allí en el aeropuerto de Londres que venia de Rumania, se entero del atentado de las torres gemelas, y allí tuvo que pasar el ultimo mal rato antes de llegar a España, por si la niña llevaba explosivos en algún sitio… y mi amiga volví a llorar pero, ya por ultima vez.


Ahora a pasado el tiempo, mi amiga es feliz con su hija, y la niña se come a besos a sus papas continuamente, su cabeza ya no va de un lado a otro como diciendo que no a todo, como al principio, siendo rescatada de una situación angustiosa por la generosidad de unos padres, que querían entregar todo su amor a una personilla tan maravillosa con ella, a Helena, con H.


13 comentarios:

Flor dijo...

Una muy bonita historia , con un final feliz me alegro mucho de que tu amiga ahora este feliz con su hija en su casa , te deseo un feliz viernes besos de flor.

Verónica O.M. dijo...

Todo lo mejor para Helena.
Besos, buen finde

Marinel dijo...

Es conmovedor. Cuántos niños hay a la espera de ese final feliz sin conseguirlo...
Es una lástima también, que en España cueste una enormidad tal que tengan que ir al extranjero a por esos niños faltos de todo afecto.
Yo tengo una amiga con una chinita adoptada y sé lo que sienten porque te lo cuentan embargados por emociones confusas.
Besos.

Rosario Ruiz de Almodóvar Rivera dijo...

Una historia muy triste, terrible, tremenda.
No hay calificativos, pero el final es satisfactorio, gracias a Dios.
Esperemos que todos los niños puedan contar un final feliz.
Un abrazo fuerte amiga.

Teresa dijo...

Una historia que me hizo llorar. Me alegro por Helena y que sea feliz y sus padres también.

Mari-Pi-R dijo...

Lamentables situaciones la de muchos niños, espero que muchos de ellos tengan la suerte de ser como Helena.
Un bonito relato.
Besos

AMALIA dijo...

Es una historia muy bella y muy emocionante.

Les deseo un montón de felicidad.

Y un beso grande para tí .

Lapislazuli dijo...

Los inocentes siempre pagan los errores de los adultos
Final feliz
Abrazo

María dijo...

Que historia, con un final tan hermoso,que pena que todos los niños en tan mala situacion, no acaben como Elena, con un final tan feliz, y con esos padres que le adoran. Mil besicos querida amiga, es siempre agradable venir a visitarte

Ambar dijo...

Una historia realmente conmovedora.
Besos Lola

karras dijo...

Es increible que existan amores abandonados mientras otros esperan encontrar el suyo. Es desgarrador tener que abandonar a un niño que no entiende lo que está pasando, a un niño que por su naturaleza necesita caricias, besos, amor.
Que mundo más loco.
Menos mal que la historia de Helena al menos tuvo un buen final.
Besos Lola.

Maite Sánchez-volarela dijo...

Mira que se disfrutan tus historias... ésta real y preciosa. Lo he ido "viendo" todo en detalle. Me alegro tanto por Helena... Ójala cada niño no querido tuviera esa lluvia de amor. Cada divina vida que viene a este mundo merece ser amada, cuidada, adorada.
Me ha encantado leerte.

¡Muchos besos!

Lola dijo...

Muchas gracias a todos por vuestras visitas. Un abrazo.